Y entre nota y nota quedó formada una pequeña melodía. La cual rompería esquemas y construiría otros tantos.
Y ella era tan vulnerable ante aquella canción que solía saberse de memoria pero que por desgracia olvidó. Fue como si aquella partitura tantas veces tarareada hubiera dejado de sonar en sus oídos, olvidada entre miles de llantos gritados en noches de impaciencia, noches en las que la espuma corría por sus venas.
Y a pesar de toda su insistencia por poder resolver el orden de todas aquellas notas, comenzó a resolver frases sueltas, pero siempre había algo que lograba detener su trabajo, colapsandola. Tras varios intentos, un día llegó a lanzar aquel CD que contenía la melodía, era el único disco que ella había tenido permanentemente en su estantería, la cual muchos más abandonaban y poblaban cada día. Muchas partituras eran reclamadas por otros destinatarios, que buscaban formar una hermosa pequeña eternidad que seguramente no perduraría para siempre.
Todos nos enfrentamos a lo mismo. Ganar y perder algo a cambio. A veces ganas algo que vale mucho y pierdes algo por su mismo precio, al igual que también tú puedes ser el olvidado o la nueva esperanza de una estantería que está incompleta